Nuestra escuela de padres de febrero.Un tema que nos quita el sueño.
Una
de las cosas que más os preocupa a los padres respecto a sus hijos
es la calidad del sueño. Alrededor del 35 % de los niños tienen
dificultades cuando llega el momento de irse a la cama y tienen que
dormirse. Algo que en principio resultaría agradable se convierte
en una odisea.
Cuando
un niño no duerme o se levanta y nos llama en varias ocasiones a lo
largo de la noche no suele tratarse de un trastorno del sueño sino
más bien de una mala adquisición de los hábitos necesarios para
aprender a dormir.
El
hecho de que un niño duerma mal se debe a que no ha adquirido una
rutina adecuada para dormirse, es decir, no le hemos enseñado a
dormir solo.
Para
aprender un buen hábito de sueño es importante que los padres den
muestras de seguridad y que se muestren consistentes.
El
niño debe asociar la hora de dormirse con aspectos externos que
estén presentes a lo largo de toda la noche. (Chupete, agua, osito
favorito, muñeco, cuna...) porque eso le dará seguridad.
Al
niño se le dice que a partir de ahora va a dormir solo porque ya es
muy mayor. Se le provee de todas aquellas cosas que van a estar
junto a él durante toda la noche (chupete, muñeco...)
Después
de acostarle siguiendo su rutina se le da las buenas noches y se le
deja solo, asegurándose de que está despierto. No debemos acudir
en cuanto el niño nos llame. Aunque el niño llore no debemos entrar
en la habitación hasta que haya pasado un minuto. Le consolaremos en
10 segundos
y saldremos de la habitación independientemente de cómo se quede.
Iremos entrando en su habitación si sigue llorando pero sin acudir
inmediatamente al llanto, incrementando el tiempo de espera cada día
con el fin de que el niño/a se vaya acostumbrando y sea capaz al
final de dormir sin la ayuda del adulto. El primer día, empezaremos
con un minuto de espera antes de entrar en su habitación cuando
llore. Nunca dejarle llorar más de 10 minutos. Hay que recordar que
no le estamos castigando sino enseñándole a dormir.
Advertencias:
- Empezar esta rutina cuando nos sintamos seguros de poder realizarlo correctamente.
- No interrumpir esta rutina puesto que habremos hecho sufrir al niño innecesariamente. Si las condiciones no son favorables es mejor posponerlo.
- El padre y la madre deben ser consistentes a la hora de practicarlo.
- Nunca deberemos acostarnos con ellos ni prolongar nuestra estancia en la habitación más de 30 segundos.
No
aplicar esta rutina cuando:
- Nos sintamos inseguros.
- Se vaya a producir un cambio de domicilio o nos vayamos de vacaciones.
- Esté previsto el nacimiento de un hermano/a.
- Estemos cansados y sea imposible que seamos consistentes.
- Hospitalizaciones de algún miembro familiar.
- Se produzca un cambio en su rutina por ejemplo cambio de la cuna a la cama o haya un cambio de cuidador.
- OTROS FACTORES QUE INFLUYEN EN LA CALIDAD DEL SUEÑO.
Como
hemos visto, rara vez es un trastorno del sueño la razón por la
cual un niño no duerme.
Anteriormente
se ha expuesto cual debe ser la rutina para que el niño aprenda a
dormirse sin estar llamando constantemente la atención, pero a
veces, por determinadas circunstancias, el niño no es capaz de tener
un sueño de calidad. Esto puede deberse a:
- El dormitorio no es considerado por el niño como un lugar agradable. Esto puede ocurrir porque se le haya estado castigando en su habitación, porque exista algún elemento decorativo que le de miedo (ejemplo los dibujos de la cortina por la noche se convierten en monstruos) o simplemente porque no le resulte acogedor al niño.
- Ha visto una película o le han contado alguna historia que le hace sentir miedo. (ejemplo peli de Walt Disney).
- Ha pasado de dormir con un hermano mayor a dormir sólo.
- Enfermedades: catarro, cólicos, gases…
- Dentición.
- Estar tan cansado que no puede conciliar el sueño.
- Sentir excesivo frío o calor.
- Pañales húmedos.
- Nacimiento de un nuevo hermano.
- Hospitalización de algún familiar.
- Pérdida de algún animal doméstico
Muchas
de estas cosas se solucionan:
- Participando el niño en la decoración.
- Manteniendo cierto nivel de ruido de baja intensidad.
- Hacer una cena digestiva.
- Juegos relajantes antes de irse a dormir.
- Tener agua a mano.
- Llevarse a la cama algo que le tranquilice.
- No utilizar colores demasiado excitantes en la decoración del dormitorio.
- Temperatura entre 18º y 20º y humedad entre 40 – 70 %.
- Ventilar la habitación antes de acostarse.
- Utilizar un colchón y una almohada adecuada.
- La cama debe ser amplia.
- No utilizar demasiadas mantas.
Ester Ibáñez ( Psicóloga colaboradora de la Escuela Infantil Pis Pas )
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